Cuando pensamos en un alimento saludable para nuestra mascota, solemos enfocarnos en proteínas o quizá en que no tenga demasiados carbohidratos. Pero las grasas cumplen funciones clave que no debemos ignorar.
En perros y gatos, las grasas:
- Proveen una fuente concentrada de energía.
- Permiten la absorción de vitaminas que son solubles en grasa (A, D, E, K).
- Incluyen ácidos grasos “esenciales” que el cuerpo del animal no puede fabricar por sí solo, y que deben venir a través de la dieta.
Entonces, las grasas son importantes, pero no todas las grasas son iguales, y es aquí donde entra el término “grasas buenas”.
¿Qué se entiende por “grasas buenas” en perros y gatos?
Cuando hablamos de grasas buenas, nos referimos principalmente a aquellas que:
- Son insaturadas (monoinsaturadas o poliinsaturadas), es decir que tienen uno o más “dobles enlaces” en su estructura química, lo que les da propiedades más beneficiosas.
- Incluyen ácidos grasos esenciales de tipo omega 6 y omega 3, que los animales no pueden producir.
- Están presentes en fuentes de buena calidad (aceites de pescado, ciertos aceites vegetales, grasa animal de buena fuente, etc.).
- Están en proporciones balanceadas: por ejemplo, una dieta con mucho omega 6 y poco omega 3 puede favorecer los procesos inflamatorios en exceso.
¿Cuáles son los beneficios para tu perro o gato al incluir las grasas buenas?
Dentro de los beneficios encontramos principalmente los siguientes:
- Pelaje más brillante y piel más saludable: Las grasas tienen un rol directo en la integridad de la piel, la barrera cutánea y en que el pelaje luzca en buen estado.
- Desarrollo y mantenimiento del sistema nervioso y ocular: Sobre todo en cachorros o gatitos, los omegas 3 como DHA tienen un rol en la función visual y cerebral.
- Apoyo articular e inflamatorio: En animales mayores o con desgaste (actividades, ejercicio), las grasas buenas ayudan a modular la inflamación y a mantener una mejor movilidad.
- Energía concentrada: Una dieta con cantidad adecuada de grasa puede ayudar a animales activos, o cuando se busca ganar peso, sin necesidad de incrementar mucho volumen de comida.
- Balance nutricional general: Al no temer las grasas buenas, puedes enfocarte en un alimento más completo, que no solo “evite” grasas, sino que tenga las “correctas”.
¿Entonces, por qué a veces “tememos” a las grasas?
Esto se debe a que a menudo se asocia a la “grasa” con sobrepeso, con alimentos chatarra o con problemas de salud. Y algo de ello puede tener razón si la grasa es demasiada, de mala calidad o desbalanceada. Por ejemplo:
- Si un alimento tiene exceso de grasa total, esto puede conducir a aumento de peso si la mascota no lo quema.
- Si la grasa es de mala calidad o en un desequilibrio de ácidos grasos, podría favorecer la inflamación u otros problemas.
- En ciertas condiciones médicas (como pancreatitis, problemas de hígado) normalmente se requiere de una reducción de las grasas en la dieta.
Conclusiones
Las “grasas buenas” en la dieta de perros y gatos no son un lujo ni algo que debas temer: son parte esencial de su nutrición. Al comprender qué tipos de grasas incluir y por qué son importantes, estarás tomando una decisión informada para la salud y bienestar de tu mascota. Recuerda revisar siempre la etiqueta para saber que tipo de grasas tiene el alimento y sus proporciones y sobre todo consultar con el veterinario antes de hacer cambios drásticos o añadir suplementos de grasa.
Eligiendo un alimento equilibrado, con buenas grasas, hará que tu compañero de cuatro patas luzca un pelaje sano, tenga mejor energía, y esté mejor preparado para los retos (y alegrías) del día a día. 🐶🐱
Y lo más importante: una mascota bien alimentada es una mascota feliz.
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